Cómo eliminar las distracciones en el trabajo

Nuestra atención es limitada. Eso lo sabemos desde que somos niños, cuando perdíamos la concentración por cualquier distracción relacionada con el juego, la naturaleza o la curiosidad innata infantil. Aunque algunos definan a eso como Síndrome de Atención Dispersa, lo cierto es que, salvo casos de hiperactividad o impulsividad, no es necesario inflar de Ritalín a los niños o a los adultos para que se centren en una actividad determinada.

Siendo animales dependientes de la información que recibimos a través de los sentidos, dividimos nuestra concentración en función del riesgo que supongan para nuestra vida o del interés concreto que deseemos obtener. Como cazadores carroñeros y presas de otros depredadores, estamos acostumbrados a dividir nuestra atención.

Sin embargo, nuestro cerebro no es capaz de mantener esa energía constantemente. Al igual que el resto de músculos de nuestro cuerpo, su óptimo manejo requiere un consumo de energía equitativo al desgaste realizado. A diferencia del resto de músculos, no deja de funcionar en ningún instante, por lo que un exceso de su uso tiende a agotar al resto de nuestro cuerpo al emplear su parte mientras se mantiene. De ahí la importancia mayúscula de dormir bien por las noches; el único momento en el que reduce el gasto energético para recuperarse al día siguiente. Más adelante veremos las consecuencias que tiene este hecho en nuestra concentración.

Un puesto de trabajo es una ocupación a la que dedicamos la gran parte de nuestra vida. Dependemos de él para ganar dinero y mantener una vida. Pero no siempre se da el caso de que nos sintamos motivados por el tipo de tareas que realicemos. Hay gente que simplemente opta por un trabajo cualquiera que le permita hacer su vida a su manera y otros no encuentran un puesto a sus pretensiones. Algunos tienen la suerte de hacer lo que han soñado en la vida o soportan su dureza con estoicismo y placer. Sea cual sea el caso, el interés del trabajador dependerá de su objetivo económico, laboral, profesional o social, bien sea junto o por separado.

Y aquí tenemos la primera clave para evitar las distracciones. Por muy tedioso o repetitivo que sea nuestro trabajo, podemos realizar un esquema de objetivos según un horario, tras el cual nos recompensaremos adecuadamente. Aunque sea tomándonos un café. De esta manera, estructuraremos las tareas de una manera más entretenida, a modo de reto, que nos permitirán concentrarnos con un horario determinado.

El horario, o la ausencia del mismo, es algo característico en los españoles. Por algún motivo inexplicable somos el único país europeo – del mundo, me atrevería a decir – que disfruta alargando su jornada laboral. Esa costumbre tan nuestra de dejar las cosas para luego y perdernos en infinidad de distracciones y asuntos no relacionados con el trabajo provoca cierta relajación laboral que compensamos saliendo tarde de la oficina. Si nos propusiéramos el reto de acabar a nuestra hora, aumentaríamos nuestra efectividad y sacaríamos mayor partido de nuestro puesto de trabajo. Abogamos por la cantidad y no la calidad de nuestro horario de trabajo. Probemos, por una vez, a organizarnos de tal manera que, después, dispongamos de tiempo para hacer otra serie de asuntos en nuestro tiempo libre. Como quedar con los compañeros a tomar algo.

Vamos a pensar que hemos decidido organizarnos de esta manera. No tardaremos mucho en descubrir que hay una serie de obstáculos a nuestro alrededor que nos tientan a desconcentrarnos. Y éstos son, en su gran mayoría, fruto de la introducción tecnológica en nuestras vidas.

Internet nos ha permitido disponer de todo tipo de información de manera inmediata, a la vez que ha agilizado el sistema de comunicaciones con el correo electrónico y servicios de mensajería on line. Tanta información nos ha llevado a que las páginas más visitadas dentro de las empresas sean las de prensa deportiva, tiendas y viajes. Si deseamos estar actualizados sobre lo que sucede en la liga o qué chollos podemos encontrar en la web, disponemos de nuestro horario de comidas para hacerlo. Al fin y al cabo, la prensa se actualiza a mediodía, así que no vamos a descubrir nada nuevo antes o después de esa hora. En cuanto a las compras y escapadas, ambas cosas podemos hacerlas de una manera más relajada desde nuestras casas.

Pero es el correo electrónico quien se lleva la palma en cuanto a interrupciones durante el trabajo. Nada más sencillo que tenerlo apagado mientras trabajamos y consultarlo al término de cada uno de nuestros objetivos. Así descansamos un rato y no perdemos el pulso en las comunicaciones. Algo parecido sucede con el teléfono móvil. Si queremos ver las últimas fotos y vídeos que nos llegan por whatsapp, nos lo pondremos como premio al término de nuestra tarea programada.

Por último, está el factor social dentro de la empresa. Se pueden establecer horarios fijos de desayunos, cafés y similares reuniones ociosas que no nos rompan el ritmo de trabajo ni nos desconcentren cuando sucedan. De la misma manera que nos organizamos el trabajo, podemos hacer lo mismo con todas estas situaciones. Así el día no se hará tan largo y acabaremos la jornada según estipula nuestro contrato.

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